La
maniobra de Hamilton o desprendimiento de membranas, es una técnica obstétrica
que consiste en la introducción de un dedo enguantado en la vagina de la
gestante por parte del ginecólogo o de la matrona para tirar de las membranas que
rodean al bebé y despegarlas del cuello del útero, con el objetivo de favorecer
la liberación de prostaglandinas que son unas hormonas que desencadenan
contracciones uterinas en 24 horas y desencadenan el proceso del parto.
Esta maniobra suele realizarse a partir de la semana 40 cuando el embarazo a llegado a término, y con ella aumenta la posibilidad de que el parto comience en las 48 horas siguientes, sin tener que recurrir a otros procedimientos de inducción, aunque no siempre es efectiva. Se realiza cuando el obstetra considera que tras salir de cuentas la eficacia de la placenta disminuye y está en riesgo el bienestar o la salud del bebé
Mediante esta maniobra, por tanto,
el polo inferior de las membranas (que conectan el saco amniótico a la pared
del útero) se despega del segmento uterino inferior mediante un movimiento
circular del dedo que examina.
La separación de membranas hace que se liberen las hormonas llamadas
prostaglandinas, que ayudan a desencadenar el parto. De este modo se aumenta la
posibilidad de que el parto comience en las siguientes 48 horas, y la
probabilidad sería mayor cuanto más blando y preparado para el parto esté
el cuello del útero. Es decir, cuando ya haya cierta dilatación y el cuello ha madurado y ha ablandado, siempre que la bolsa amniótica esté íntegra, aparte de que no exista ninguna complicación en el embarazo. Los estudios señalan que el despegamiento de membranas en
algunos casos reduce la necesidad de otros métodos de inducción del trabajo de
parto.
Consecuencias
Hay un 30% de probabilidad de que se inicie el parto en las siguientes horas.
Es seguro para la madre y el feto, pero se recomienda hacerlo en un entorno
adecuado para ser asistida en caso de que comience el proceso del parto.
Puede provocar pequeñas hemorragias o pérdidas de sangre. Así como leves calambres.
En ocasiones puede resultar molesto e incluso doloroso para la embarazada,
pero las molestias remitirán al finalizar la exploración.
Puede producir pequeñas contracciones irregulares inmediatamente después del procedimiento.
Antes de realizarla, el especialista debe explicar a la embarazada por qué está indicada en su caso, en qué consiste esta maniobra y pedir su consentimiento (no es
necesario que sea informado por escrito).
Si la mujer no está de acuerdo, puede negarse a que se la hagan, y el
especialista debe respetar su decisión.
Ante cualquier duda no dudes en consultarla con tu ginecólogo o matrona.
Lucía.
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