La infección de las vías urinarias constituye una de las infecciones más frecuentes durante el embarazo. Los microorganismos involucrados son principalmente las enterobacterias, entre ellas Escherichia Coli (80% de los casos), Klebsiella ssp, Proteus Miriabilis, Enterobacter ssp, Pseudomonas ssp. Existen además otros agentes que siguen en frecuencia, como el Steptococcus del grupo B y Staphilococcus coagulasa negativo.
Durante el embarazo se producen modificaciones anatómicas y funcionales que aumentan el riesgo de padecer una infección urinaria (IU). Entre ellas se destacan: la hidronefrosis del embarazo, el aumento del volumen urinario en los uréteres que producen una columna líquida contínua que ayuda a la propagación de la infección desde la vejiga al riñón, disminución del tono ureteral y vesical que se asocia a un aumento del volumen urinario de la vejiga aumentando su capacidad vesical y disminuyendo su vaciamiento (éstasis urinaria), obstrucción parcial del ureter por el útero grávido y rotado a la derecha, aumento del pH de la orina (alcalino), especialmente por la excreción aumentada de bicarbonato que favorece la multiplicación bacteriana, hipertrofia de la musculatura del uréter, aumento de la filtración glomerular que determina la presencia de glucosa en la orina, lo que favorece la aparición de los gérmenes, aumento de reflujo vesicoureteral, menor capacidad de defensa del epitelio del aparato urinario bajo y incremento de la secreción urinaria de estrógeno. Muchas de las modificaciones se deben a la acción de la Progesterona (relajación del músculo liso).
Para facilitar la comprensión de lo explicado he puesto la imagen siguiente.
Si no existen enfermedades concomitantes, el riesgo es mayor en las embarazadas de mayor edad, multípara, de bajo nivel socioeconómico, comportamiento sexual, pero sobre todo en aquellas con historia previa de infecciones urinarias.
Del 2 al 10% de embarazadas sin antecedentes, desarrollan bacteriuria asintomática, y sin tratamiento, el 30 al 50% evolucionarán a pielonefritis, esta por su parte puede asociarse a insuficiencia renal aguda, sepsis y Shock séptico. Aumenta el riesgo de parto prematuro y recién nacido de bajo peso al nacer. La mortalidad fetal más alta se presenta cuando la infección ocurre durante los 15 días que anteceden al parto.
Por lo expuesto anteriormente, la detección y tratamiento temprano de las IU en las embarazadas debe ser una prioridad.
La IU desde un punto de vista clínico puede presentarse como:
- Bacteriuria asintomática( BA): es la presencia de bacterias en orina, generalmente mayor de 100.000 UFC/ml de orina en ausencia de síntomas en el momento de tomar una muestra para el cultivo. En general se admite que las tasas de BA durante el embarazo son similares a la de la población no gestante y se considera que la mayor parte de ellas son previas al embarazo. Es detectable ya en las primeras semanas del embarazo por lo que se recomienda el cribado de las gestantes para la detección durante el primer trimestre.
- Cistitis: Se carcteriza por la presencia de disuria (dolor y escozor al orinar), polaquiuria( micción frecuente), micción urgente acompañado de dolor suprapúbico, orina maloliente y en ocasiones hematuria. No existe clínica de infección del tacto urinario superior cuando se asocia a dolor lumbar, signos sistémicos de infección y fiebre indican siempre afectación renal.
- Pielonefritis aguda: es una infección de la vía urinaria alta y del parénquima renal. Suele presentarse en el último trimestre y casi siempre secundaria a una BA no diagnosticada o no tratada correctanente. Es la forma más grave de presentación de la infección del tracto urinario. La clínica incluye la sintomatología de la cistítis más alteraciones del estado general, fiebre, sudación, deshidratación, escalofrios y dolor lumbar intenso y constante. A la exploración física hay puño percusión lumbar homolateral positiva. Generalmente, es necesaria la hospitalización para un buen manejo de la infección y vigilar la presencia de las posibles complicaciones obstétricas.
La sospecha de infección se sustenta en el cuadro clínico y el análisis de orina y se confirma con el sedimento y el urocultivo.
Dado que la IU presenta una gran morbilidad para la madre y el feto es fundamental detectar la presencia de infección sintomática o asintomática lo más tempranamente posible y tratarla correctamente.
La cistitis y la pielonefritis al ser infecciones sintomáticas permiten un diagnóstico más precoz, pero la BA al no presentar síntomas sólo puede detectarse por medio de estudios de laboratorio. Casi todas la embarazadas con bacteriuria pueden diagnosticarse en el primer trimestre entre la 12 y 16 semanas de gestación y el procedimiento diagnóstico de elección es el UROCULTIVO (estándar de oro), por lo que está indicado hacerlo siempre en toda mujer embarazada.
En inicio del tratamiento generalmente se hace en forma empírica, es indispensable tener en cuenta que el médico prescribirá el antibiótico seguro para el embarazo ( no tóxico para el feto) y lo importante es no dejar de tomarlo.
Después del tratamiento se realizará un urocultivo a la semana para confirmar la efectividad del mismo.
Las mujeres con historia de IU recurrente o anomalías del tracto genitourinario deben recibir tamización repetida para la BA durante toda la gestación mediante urocultivo mensual.
Señalar también, que las mujeres que durante el embarazo tuviesen bacteriuria (urocultivo positivo) por Estreptococo agalactiae (S. del grupo B) deben recibir profilaxis antibiótica intraparto como medida preventida de la sepsis neonatal (entre otras), no siendo ya necesaria la toma de flujo vagino-anorrectal para detección del mismo entre la semana 35-37 de gestación.
Estas son algunas recomendaciones sencillas que ayudarán a disminuir el riesgo de IU:
- El agua: algo tan simple como beber unos dos litros de agua al día puede ayudar a vencer la infección.
- No aguantar las ganar de orinar.
- Al ir al baño limpiarse de delante hacia atrás (tanto al orinar como defecar).
- Después de mantener relaciones sexuales vaciar la vejiga para que las bacterias se expulsen.
- Tomar mucha vitamina C presente en las naranjas, limón( los cítricos en general), ciruelas, arándanos, acidifican la orina e impide que crezcan las bacterias(acción antibiótica).
- Las semillas de calabaza dispone de un principio activo, la curcubitacina, que desinflama las vías urinarias. La cebolla por otro lado tiene un efecto diurético.
- Conviene evitar el consumo de especies (irritan la mucosa que recubre las vías urinarias al ser eliminadas por la orina). Los picantes, el café, refrescos pueden producir irritación de la vejiga.
- Usar bragas de algodón, evitar los salvaslips y los pantalones ajustados.
- Algunos productos de higiene íntima pueden irritar la uretra, es recomendable cambiar a un gel más suave.
- Se os dará un recipiente que contiene dos tubos alargados ( no sacar el envase plástico hasta que se vaya a utilizar).
- Debe ser la primera orina de la mañana.
- Lavarse bien las manos.
- Aseo de los genitales, para limpiar restos de flujo o bacterias de la piel,, a veces es necesario separar los labios de la vulva con dos dedos ( enjuagar con abundante agua)
- Eliminar la primera parte del chorro de orina (suele estar contaminado).
- Detén la micción y luego orina directamente en el bote (grande), sin tocar con los dedos en su interior.
- De este pasar una pequeña cantidad a los dos tubos alargados (aunque en la imagen aparece uno sólo) cerrándolos bien posteriormente. Son dos porque uno es para el urocultivo (ver si hay bacterias u otros gérmenes) y otro para el sedimento (determinar la composición de la orina).
- Llevarlos al centro de salud en la siguiente hora, si no es posible, guardarlos en la nevera (máximo 2 horas).
Alejandra
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