domingo, 3 de febrero de 2013

Con el embarazo me duele la espalda,¿es normal?



Esta pregunta es muy habitual entre las gestantes en la consulta de atención primaria en general, y en particular en la de la matrona. Esto se debe a que durante el embarazo es frecuente que aparezca dolor lumbar o ciática (dolor referido o irradiado a la pierna) causado porque la musculatura de la espalda se sobrecarga y se contractura.
Según los datos de los últimos estudios realizados sobre este aspecto hasta un 71,3% de las mujeres embarazadas sufren dolor lumbar. Es un porcentaje elevado y como en muchas ocasiones supone una disminución importante en el bienestar y calidad de la vida de la mujer, es un tema importante a tratar.
Normalmente la aparición del dolor ocurre alrededor de la 18 semana de gestación (SG) y la máxima intensidad se observa entre la 24 a 36 SG. El dolor durante el primer trimestre puede ser predictor de un fuerte dolor en el tercero.
Las características del dolor varía en cada caso, en intensidad, localización (región sacra y glútea), duración, tipo ( sordo en dolor lumbar y tipo estocada en dolor pelvico) etc. Los síntomas son con frecuencia moderados pero también pueden ser severos e incapacitantes.
También es frecuente que el dolor aparezca después del parto, especialmente si el esfuerzo muscular ha sido muy grande, si hay una dilatación excesiva de la pelvis o si se produce una luxación del coxis.
En cualquier caso, en el postparto el dolor desaparece en el 93% de los casos en los primeros tres meses, el 7% restante tienen un alto riesgo de dolor lumbar prolongado.

¿Qué aumenta el riesgo?
Existen factores propios del embarazo y parto que facilitan la aparición de dolor lumbar, los más relevantes son (cambios posturales, de volumen corporal y hormonales): 
    1. La relajación de la musculatura abdominal. 
En condiciones normales, el equilibrio de la tensión de la musculatura abdominal contribuye a que la espalda se mantenga recta.
Esta relajación es necesaria para permitir el crecimiento del útero en las fases más avanzadas del embarazo, pero si ya antes los abdominales eran poco potentes puede aparecer precozmente. De hecho, también en la población general la falta de musculatura abdominal potente es un factor que aumenta el riesgo de que el dolor aparezca o persista más tiempo. Esto hace que la embarazada se arquee hacia atrás, en postura de hiperlordosis, y use excesivamente la musculatura de la espalda para mantener el equilibrio.
    2. La hiperlordosis : aumenta la carga que soporta la columna vertebral y, sobre todo, obliga a la musculatura de la zona lumbar a hacer mayor esfuerzo del que sería necesario, lo que facilita su contractura y puede desencadenar dolor en esa zona o dolor referido a la pierna.
    3. La falta de potencia en los glúteos: en condiciones normales, los glúteos estabilizan la pelvis y aportan un apoyo estable a la columna.
Durante el embarazo, al aumentar el peso y variar la postura de la columna vertebral, si la musculatura glútea no es suficientemente potente puede ser incapaz de estabilizar la articulación sacroilíaca, que fija la columna a la pelvis, lo que causa dolor en la zona baja y nalgas.
    4. El sedentarismo y el reposo: este puede ser por motivos ginecológicos y otras veces la mujer lo hace por hábito.
El reposo facilita la adopción inconsciente de posturas incorrectas, pérdida de fuerza y masa muscular lo que aumenta la probabilidad de que la musculatura se sobrecargue o lesione.
    5. El aumento de peso : en un embarazo normal en el que la madre sigue una dieta correcta, el aumento de peso no es relevante hasta más allá del 5º mes, y no suele exceder de 10 kilos en total.
Esto hace que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más y agrava la tendencia a su contractura desencadenada por la relajación abdominal, la lordosis y el reposo.
El peso se localiza en la parte anterior del cuerpo lo cual produce una sobrecarga en la zona delantera del disco intervertebral, aumentando la presión en la zona posterior del disco, pudiendo provocar dolor lumbar y ciática.
    6. Los conflictos de espacio: el aumento de volumen del útero y la congestión de la pelvis pueden facilitar la compresión de una raíz nerviosa y provocar ciática.  
    7. Cambios hormonales: en particular por el efecto de la relaxina encargada del aumento de la laxitud de los ligamentos alrededor de la pelvis y cuello uterino. Este "aflojamiento" es necesario para acomodar el feto en desarrollo y facilitar el parto, podría ser causante de la distensión y aumento de rango de movimiento en las articulaciones sacro-ilíacas y de la sínfisis del pubis, lo cual  puede originar dolor.
    8. El parto: es muy frecuente padecer dolor en zona baja de la espalda durante e inmediatamente después del parto. Varios mecanismos pueden causarlo:
- Esfuerzo muscular: algunos partos pueden suponer un esfuerzo importante, que puede causar una contractura muscular capaz de mantenerse varios días.
- Alteraciones en las articulaciones de la pelvis Durante el parto, la pelvis se dilata para permitir la salida del feto, esta es mínima en condiciones normales y se produce por la relativa separación de los dos huesos ilíacos en parte anterior (sínfisis púbica).  Cuando esta articulación se separa demasiado recibe el nombre de Diástasis de la Sínfisis púbica (espaciosea de 10 mm o más, es una afección rara y solamente se diagnostica con rayos X).
Cabe diferenciarlo de la Disfunción de la Sínfisis del Pubis donde aparece un fuerte dolor sin que se produzca ninguna separación importante, esto es una consecuencia de la relaxina que ablanda los ligamentos de la pelvis y esta tiene una mayor movilidad de sus articulaciones durante y después del embarazo (aparición en la 2ª mitad de este). El dolor se puede sentir en la zona púbica, la ingle, las caderas o la parte inferior de la espalda.
 Al igual que la sínfisis, la articulación sacroilíaca, en la parte posterior de la pelvis se ve afectada, apareciendo dolor y contractura muscular en la región lumbar baja y nalgas.
- Luxación del coxis: si durante el parto el paso del niño empuja el coxis hacia atrás, estirando o rompiendo fibras del ligamiento que lo une al sacro, el coxis puede quedar desplazado, es lo que se denomina luxación del coxis y puede producir un dolor intenso en la rabadilla, al final de la columna vertebral, sobre todo al sentarse sobre una superficie dura ( hay la posibilidad si es necesario de recolocarlo).  
Para que lo que he explicado se entienda mejor, a continuación les pongo una imagen de una pelvis femenina.
 
 
 ¿ Qué hacer para prevenir o tratar el dolor de espalda durante el embarazo?
Las medidas más eficaces son:
  • Evitar el reposo salvo que sea necesario por motivos médicos.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Cumplirlas normas de higiene postural: es importante mantener en todo momento la espalda lo más recta posible. Evitar estar sentada largos periodos de tiempo y cuando se  esta se recomienda colocar un pequeño cojín en la espalda.                               
  • Para levantar peso procurar doblar las rodillas y mantener la espalda recta, mejor evitarlo.                   Acostarse del lado izquierdo, levantarse y sentarse lentamente y con cuidado para evitar malos movimientos, tirones, etc
  • Usar zapatos blandos y con un tacón de 3 a 5 cm.
    • Aplicar calor seco en la zona dolorida o una ducha caliente  
    • Algunos profesionales recomiendan el uso de fajas pélvicas, no colocadas alrededor de la cintura sino rodeando las cadera, para estabilizarla.
    • Los ejercicios especialmente para los músculos del abdomen y del suelo pélvico, constituyen una parte importante del tratamiento y están dirigidos a mejorar la estabilidad de la espalda y la pelvis.      Realizar regularmente los ejercicios de Kegel y ejercicios para el abdomen inferior, puede reducir la sobrecarga sobre la pelvis durante el embarazo. Para hacer de manera sencilla y sin riesgos un ejercicio para el abdomen inferior, colocar las manos sobre las rodillas (posición de indio) y manteniendo la espalda prácticamente plana. Respirar profundamente y luego a medida que exhalas, haz un ejercicio de Kegel y al mismos tiempo introduce y saca el ombligo. Sostén esta contracción por unos 5-10 segundos sin dejar de respirar y sin mover la espalda. Relaja lentamente los músculos al final del ejercicio. También es recomendable hacer los estiramientos correspondientes a cada posición y finalizar con la pertinente relajación.
    • Si el dolor es intenso y se requiere de un analgésico, consultar con su médico para que prescriba el más adecuado.
    • Si el dolor resiste las medidas generales, la intervención neuroreflejoterápica es una opción especialmente indicada.    
    RECORDAR: Ante cualquier duda consulte siempre con un profesional. 


    Alejandra 


    No hay comentarios:

    Publicar un comentario